Estas son las Cosas que nos Preocupan a los Jóvenes
Si hay algo que siempre me ha parecido una falta de elegancia o mal gusto , es que se categoricen las emociones y sentimientos en circunstancias específicas de la vida. Me resulta ilógico que aún existan personas que pretendan impedir a los jóvenes transitar y fluir bajo emociones de preocupación o estrés, bajo la inconsciencia de frases o expresiones tales como : “¡pero si tu eres jóven! ¿cómo puedes estar preocupado?”. Si bien es cierto que la adolescencia es una de las mejores etapas de la vida (o por lo menos eso me dicen a menudo… aspiro a dar fe o no de ello con el transcurrir del tiempo) y mis responsabilidades están lejos de ser las de una persona adulta, los jóvenes si sentimos, si pensamos y si visionamos más allá.
No es cierto que por nuestra mente solo aterrizan ideas sobre nuestro próximo outfit, la fiesta o plan con el boyfriend, el makeup en tendencia; por el contrario, a mis dieciséis años me considero una persona con responsabilidades acorde a mis capacidades y facultades, con pensamientos que trascienden lo superficial. Ver a mis compañeros me lo demuestra repetidamente: Los jóvenes de esta última generación somos emprendedores, inteligentes, críticos, independientes y soñadores. Es por esto que cuando me preguntaron si quería escribir para el blog de mi colegio acepte sin siquiera tener completamente claro lo que quería decir; solo sabía que sería la primera estudiante en hacerlo, sería un honor representar un grupo significativo de jóvenes inquietos al igual que yo por los cambios en nuestra cotidianidad tan repentina, a ellos todo mi respeto y afecto mis amigos y compañeros.
Mientras escribo esto todos nosotros nos encontramos bajo un periodo de distanciamiento social voluntario indeterminado a causa de la pandemia del Covid-19. Son muchos cambios a los que debemos adaptarnos en un corto plazo. Es imposible negar de acuerdo a fuentes oficiales que en nuestro departamentos durante los primeros días de aislamiento social recomendado por las autoridades de salud, se encontraron con situaciones de total indiferencia e irresponsabilidad extrema, tomando las medidas como la oportunidad de vacacionar, socializar, asistir a centros comerciales y de gran afluencia, poniendo en riesgo no solo su salud si no la de toda una localidad, municipio, el departamento y el país. Sin embargo, escribo esto mientras mi mente también se ocupa en mis tareas, leo cosas de interés personal tal vez queriendo convencerme de que esto solo es una amenaza de 14 días y que podre eliminar este “virus” que intenta o pretende bloquear mis más profundas aspiraciones inmediatas y se que la de muchos de mi generación.
¿Que nos preocupan a los adolescentes y jóvenes en esta década que apenas inicia?
Falta de empatía y gentileza de nuestra sociedad; si, ver cómo las personas adquieren bienes y servicios desmesuradamente sin pensar en que queda para el otro; Me preocupan los más vulnerables, nuestros abuelos y las personas con condiciones médicas previas. Sobretodo por la negligencia de muchas personas (en su gran mayoría los que se consideran más jóvenes y fuertes) que creen ser inmunes a la letalidad de esta pandemia, no pensando en la posibilidad de contagiar a alguien que simplemente no lo es. Me intranquiliza en extremo la situación económica a la cual tendremos que hacer frente una vez la situación se “normalice” desatando impactos económicos de grandes proporciones y llevando a los Estados a tomar medidas extremas, corriendo el riesgo de una depresión financiera a nivel global (porque los adolescentes también pensamos en economía. Al fin y al cabo en unos años seremos lanzados a la realidad de la vida, donde la providencia divina permita que no entremos a formar parte de la exorbitante tasa de desempleo a nivel local y mundial). Tampoco dejo de pensar en las personas que perderán su trabajo a causa de la falta de actividad en sus empresas, en los trabajadores informales que ya no encuentran a quien vender sus productos, en los niños que dependen de ir a sus colegios públicos para comer e incluso en las minorías culturales que en este momento se encuentran desprotegidas frente a la realidad. No puedo evitar empatizar con aquellas familias que no pueden darse el lujo de compartir su foto en pijama junto con el hashtag #YoMeQuedoEnCasa, porque la realidad empresarial en Colombia es otra. Me afecta como otros son capaces de tildar a esos que no se #QuedanEnCasa de irresponsables o inconscientes, cuando en realidad ellos empezaron a serlo desde que el privilegio les nubló la empatía. Encuentro irónico el hecho que son aquellos adultos que tanto critican la “falta de oficio” de los jóvenes los que graban y comparten los audios que distorsionan la realidad de la pandemia a su paso creando chismes innecesarios. Y al final todo vuelve a que la expresión de la opinión de algún adolescente termine en “usted haga sus tareas y ya”.
Con esto no quiero decir que no pensemos en lo superficial. Al fin y al cabo es una etapa de descubrimiento, de perfilar identidad de autoconocimiento y crecimiento a que todo ser humano debe pasar, todos lo hemos hecho, lo hacemos y lo seguiremos haciendo. Por ejemplo, sigo pensando en la cancelación de aquellas actividades tradicionales que han hecho parte de mi infancia, de mi adolescencia, es mi identidad , como por mencionar algunos : Senior Trip, en mi prom (que no sabemos si será posible llevar a cabo) o la obra anual de los Sophomores y que será de tantos sueños tejidos en muchos corazones apasionados y dedicados, es porque así somos los jóvenes. Lo importante aquí mis apreciados lectores , jóvenes y no jóvenes que están en un momento crucial e histórico, la mente humana es tan poderosa y tan capaz, que no se limita en un solo pensamiento, sé que unidos podremos encontrar la salida. Confiamos en nosotros, en nuestros padres, en nuestras instituciones, en el gobierno y en Dios. Todo sigue su curso; esta pandemia será un capítulo más en nuestra vida.
Excelente perspectiva. Si, seguro que seguiremos adelante.